lunes, 20 de julio de 2009

El mar rojo



"Existen dos clases de sacrificios, los correctos y los míos" tahl.


Vengo del mar sensible. Realmente ni sé de donde vengo pero es del mar. Desembarqué mis nombres apenas arribé. Es una manera de ser. Más sentida. Más disfrutada. Más sufrida. A veces el viaje tiñe de rojo mis pupilas y me desvelo en éste otro mar. Camino las noches y duermo escuchando a la gente. Como lejana. Es uno el que se aleja. Piensa. Se angustia porque la lucha no alcanza. Entonces desborda. Llora la lucha. Me siento la variable de ajuste. Lo soy. Me cargo las mochilas inocentes de mis hijos. Llena de sueñitos. Con el sabor a mamarrachos y saberes perdidos para mí. Es mi peaje. Escribo dolido. Mis manos se esfuman en el teclado. Se nublan y equivoco las palabras. Escribo tres veces la misma línea. Nada me gusta. Nada me parece bien. Tengo mi sol nublado. Me aislo. Me rescato sólo. Como puedo. Como me sale. Primero pregunté porqué. Luego para qué. Hoy sólo apunto al qué. Entonces los cómo se enfilan. Los porqué se mastican como la bronca. Y los para qué tienen el nombre del sacrificio. Tema resuelto desde la lógica. Sin embargo duele. Duele y mucho. El dolor acelera la muerte. Este es mi nombre enojado. Igual, algo nuevo aprendo. El derecho escrito no es la ley natural. Ni se le asemeja. Inconforma mitades. Soy intolerante. Soy intolerante frente a la intolerancia. No concibo enfrascar al mar y etiquetar los quereres.

1 comentario:

  1. duele...cómo duele...

    tratar de aligerar la mochila para aligerar el viaje...
    que los sueñitos de los hijos no se hagan nuestros...que sean sólo de ellos.
    poder vomitar los por qués, digerir los para qués,para poder empezar a ser (in)tolerante

    Mil besos, de (in)tolerante a (in)tolerante...con color de mar magenta.

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