lunes, 7 de septiembre de 2009

Mares tintos


Vuelto de una ronda de vinitos. Hacía tiempo que el tiempo no se detenía. Estuve con amigos del alma discurseando hasta tarde. Algo tenía que escribir, me dije, y salí al ruedo. Un amigo tiene un platónico con una 18 años menor. No se lo permite. A veces lo nombres que nos forman nos domestican y nos coartan para entender lo natural. Ella muere por él. El no se queda atrás. Se histeriquean en un juego que ronda lo maquiavélico. Se dicen cosas. Se miran atravesándose. Se admiran. Las condiciones de visibilidad en la historia son óptimas. Están en el punto de inflexión. Los patrones culturales mandan, pero indican no avanzar. Lo que se niega no avanza. Entonces perecen sus penurias. Cada uno por su lado.
--¿ qué querés que le diga?----me increpó
-- Lo que te pasa----le dije suelto.
--- Estas loco. La adoro tanto que no me animaría a que me rechace.---
---Así, te rechazás sólo.---le dije con mi cuarta copa de malbec.
---y si se complica… me muerdo la cola.--- asintió.
Creo, en éste estado un tanto calamitoso, que no hay lugar para las cobardías en el amor. Si es….es, y si no es….no es en ese momento. Los mares tienen arena en sus pies, de otros mares. Otras arenas. Otras olas. Es cierto que no existe algo menos erótico que el tipo enamorado, pero la cobardía no sabe de amores imposibles.

1 comentario:

  1. Y después de leer ésto tan cotidiano,tan habitual,pero tan bien contado...qué querés que te diga?

    Un beso!

    ResponderEliminar